¿Podría en realidad funcionar una relación abierta con mi pareja?

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Las formas de relación amorosa ideales cambian constantemente. Hace años atrás, un matrimonio por acuerdo de las familias era bien visto, ahora eso sería un escándalo en nuestra sociedad.

Asimismo, otras formas de pareja como las relaciones abiertas son cada vez más aceptadas y adoptadas. Aunque no siempre del mejor modo. 

Este tipo de relación consiste en tener una pareja amorosa "principal", y a la vez acordar entre ambos permitirse tener encuentros sexuales con otras personas

El terapeuta John Kim, que ha tratado a miles de personas y escuchado sus historias románticas, reflexiona en una columna en Psychology Today al respecto de si funcionan realmente estas dinámicas.

¿Puede funcionar una relación abierta?

Según explica, el que una relación de este tipo funcione o no depende totalmente de las dos personas que componen la pareja. Ahora, lo que hay en sus mentes depende de factores sociales y biológicos. 

“El mundo en el que creciste (o en el que vives ahora) impacta directamente en los planos que tratas de trazar como adulto. No somos librepensadores”, aclara.

Hombre pidiendo matrimonio
Hombre pidiendo matrimonio

El psicólogo indica que todas estos factores afectarán de distinta forma a cada persona, por lo que para algunos este tipo de relación podría ser peor, mientras que para otros podría incluso fortalecer su vínculo con la otra persona.

“Puede ser una posible solución para reactivar su relación o prevenir la infidelidad”, señala, indicando que muchas veces las fantasías con otro hacen alejarnos emocionalmente de nuestra pareja.

“Nuestra curiosidad natural de estar con otra persona nos obliga a permanecer en nuestras cabezas en lugar de estar presentes en nuestras relaciones. Si la fantasía se convierte en realidad, esa burbuja explota y ya no tenemos que cargar con esa fantasía”, explicó.

¿En qué circunstancias funciona una relación abierta?

Kim indica que antes de entablar una relación de este tipo, lo más importante es ser honesto consigo mismo, y no forzarse a omitir e ignorar sentimientos de inseguridad.

“Tienen que preguntarse si tienen la habilidad, la capacidad interior, para estar completamente bien con que su pareja tenga relaciones sexuales con otros, no solo para manejarlo, sino para no permitir que interfiera con que amen a su pareja tanto o incluso más”, explica.

Asimismo, indica que “para que una relación abierta funcione, ambas partes no solo deben aceptar, sino animar a sus parejas a tener nuevas experiencias sexuales con los demás” y querer ellas mismas tener relación con otros. “No puede ser un regalo o un favor”, explica.

Dos parejas hablando en una habitación
Dos parejas hablando en una habitación

Otro aspecto importante a tener en cuenta, es la capacidad de separar amor de sexo. Aunque, como todos sabemos, también hay que entender que jamás podremos controlar del todo esto. “La pregunta es: ¿tienes la capacidad de separar el amor del sexo?”, reflexiona.

Asimismo, enfatiza que para que una dinámica así funcione, es importante tener una relación sólida, y que no sea una forma para "tapar" problemas de comunicación anteriores.

No es para todas las personas

No hay que tomarse el no querer una relación de este tipo con culpa. No hay una “forma correcta de relación”, sino relaciones que hacen sentir de determinadas formas.

Por lo que si sientes inseguridad, celos, o pena con la idea de que tu pareja esté con otro, no deberías iniciar este tipo de amor, porque sino  “la ira y el resentimiento pueden acumularse y, de repente, puede convertirse en una pelea sexual”.

Mujer celosa
Mujer celosa

“Sí, es completamente natural y normal desear y sentirse atraído por otras personas. Eso no significa que quieras entablar una relación con ellos”, enfatiza.

Acordar reglas básicas

El terapeuta indica que si se decide por este tipo de relación, es importante discutir las “reglas básicas” con tu pareja. Estas se basarán en el consenso entre ambos.

“Sin reglas, abrir su relación es una pendiente muy resbaladiza. Lo que daña es la deshonestidad, no el acto real de tener relaciones sexuales con otros. ¿A quién puedes ver? ¿Tu socio necesita aprobarlo? ¿Con qué frecuencia puedes verlos? ¿Cuánto se cuentan unos a otros sobre a quién ven? Todas estas son cosas que deben discutirse”, explica.